La ría del Eo ha sido fuente de riqueza para la zona a lo largo del tiempo; la relación del ser humano con ella ha sido, es y será constante, y esto es algo que podemos comprobar a lo largo del recorrido.
La ría está en toda su amplitud en nuestra retina durante gran parte del recorrido; vemos la vida que mueve, tanto humana como animal. Desde este punto de vista, el Eo es un punto importante aún para las aves migratorias que cada invierno se posan aquí, como los gansos, pero no sólo para ellas.
Los cernícalos pueden verse y escucharse en la zona, en busca de ratones, topillos o musarañas que este ambiente rural favorece.
Si prestamos atención, no será difícil sorprender en algún momento un corzo o un pequeño erizo. Eucaliptos, robles y pastos conforman la mayoría de la vegetación, y en cuanto a la etnografía, en algún brazo de la ría podemos encontrar algún antiguo molino de mareas.
Sin duda, hay que venir a disfrutar de esta Reserva de la Biosfera.