En una tierra de novela, donde el gran dramaturgo Alejandro Casona se abría paso a la vida, entre montañas de todos los colores cuando se acerca el ocaso del ciclo anual, discurre una pista que nos lleva entre castaños y pastos, entre pinos y abedules, junto al río en el fondo del valle, antes de subirnos a la cresta de la sierra, desde donde divisar un amplio paisaje de montañas y bosques lejanos.
Molinos, fraguas y cuerrias para conservar las castañas son retazos etnográficos de una vida diferente, sustituida hoy por sierras de madera, pero aún con la ganadería y la recolección de castañas, avellanas y nueces de las fincas cercanas a Bisuyu.
Las luces del atardecer llenan de dorados las copas de los árboles caducifolios, que contrastan con los verdes pinos como si se tratara de un paisaje de oro y esmeraldas.
Un sencillo paseo que podemos hacer en cualquiera de los dos sentidos disfrutando del silencio, la tranquilidad, el paisaje y el aire puro que nos indican los líquenes de la zona alta.