El Alto de la Cabruñana es, sin duda, un enclave privilegiado en nuestra región, y así lo debieron de considerar nuestros antepasados, ya que encontramos aquí dos necrópolis tumulares. Debieron de asentarse en este lugar por el dominio que poseían desde aquí de los valles del Nalón y el Narcea, las dos cuencas más importantes de la región.
Ello significaba alimento, riqueza, posibilidad de desplazamiento y, al ser una zona elevada, control y defensa. Este es el escenario en el que se mueve esta ruta, que desde entonces ha seguido habitado y que nos permite hoy en día no tanto control y defensa como sí unas preciosas vistas al valle de Grado, por un lado, y al que comunica Cornellana con Pravia, por el otro.
La Cabruñana es un mosaico de pastos y plantaciones de pinos y eucaliptos, entremezclados con bosques de roble y castaño en los que habitan pájaros carpinteros y donde también se camufla perfectamente el chotacabras.