Entre esos caminos que los romanos dejaron por nuestra tierra se encuentra este del Sellón, que comunica Piloña con Caso. Se conservan aún pequeños fragmentos bien empedrados. Lo mejor es empezar en El Moru y en San Vicenti/San Vicente, al acabar, pedirle a un taxi que nos lleve al comienzo de la ruta, si no queremos hacerla de ida y vuelta.
Se trata de una senda de paisajes que discurre entre dos valles profundos, el del río del Infierno y el de la Marea. Vamos como sobrevolando ambos, con vistas a pueblos como Espinaréu/Espinaredo, Óbana, Belonciu, Rifabar/Riofabar y Ques, así como a la Sierra de las Aves, a Oriente, con el Vízcares encumbrándolo, y la Sierra de Ques, a Poniente. Domina el monte bajo en toda la ruta, aunque está salpicado, sobre todo su parte baja, de endrinos, alguna planta carnívora y, principalmente, perales silvestres, cada vez más escasos en nuestros bosques.
Entre la fauna lo más destacable es la tarabilla común, una pequeña ave negra roja y blanca que escuchamos por todos lados.