Hablar de Grandas de Salime es hacerlo de etnografía y de su embalse. Recorrer los entornos de Grandas de Salime nos transporta a paisajes abiertos de suaves colinas en algunas zonas y de grandes laderas en el entorno del embalse, cuya vista lejana nos encontramos al salir de los bosques y las plantaciones de pino.
En una red de caminos forestales y pequeñas carreteras vamos rodeando la villa de Grandas recorriendo la zona más rural, donde las cabayeras, los corzos, los jabalíes y los pájaros carpinteros se hacen patentes mediante sus huellas, sus sonidos, sus nidos o sus hozaduras en el terreno.
Por la zona más alta vemos Grandas de Salime, con el valle del embalse al fondo y las laderas que bajan del vecino Allande plagadas de pinos y castaños. Una ruta en la que lo rural domina; un paseo sencillo para acabar nuevamente en Grandas, donde visitaremos su colegiata y, sin duda alguna, el museo etnográfico, una joya de la cultura asturiana.