Esta ruta circular nos traslada a un mosaico de paisajes rurales que van desde amplios pastizales, donde vacas de raza asturiana de carne alternan con otras de leche, hasta valles que rodean la colina que nosotros circundamos.
En lontananza contemplamos los pueblos que los habitan y las aves rapaces que surcan los cielos en estos paisajes abiertos.
Pero, además, nuestro recorrido nos lleva por el interior de plantaciones de pinos y de eucaliptos, y también por la espesura de bosques autóctonos mixtos de carbayos y castaños. Pero la ruta no haría honor a su nombre si no encontráramos en ella restos de alguna de las minas que existieron en el pasado.
En esta zona, el ser humano nos dejó su impronta en busca del mineral de hierro, que podemos observar en los restos de las bocaminas diseminadas por el territorio. Una veintena de estas minas han dejado su huella en el entorno.