Samartín nos ofrece la posibilidad de dar un paseo tranquilo, suave, en el que la mano del ser humano está presente por doquier.
Un paisaje de suaves colinas en el que pastos y prados de siega se alternan con las manchas boscosas que forman este mosaico de vegetación y naturaleza donde las grandes escobas tienen parte también importante en la fase del matorral.
Carbayeras, abedulares, robledales y castaños se van alternando en la ruta para, junto con los arándanos, hablarnos de la acidez de estos suelos. Entre ellos, algunas grandes casonas y un conjunto del agua tan típico en todos lados, de cuando el agua no llegaba a las casas, sino a una fuente con su lavadero y su abrevadero.
Una ruta para conocer el modo de vida antiguo y el actual de esta parte de Asturias.