Un paseo sencillo para descubrir los secretos del bosque de ribera. Río arriba, seguimos la estela de los salmones, que nos van guiando por la vereda del Eo sobre la caja de un antiguo ferrocarril. Con suerte podremos verlos saltar, remontando las cristalinas aguas en la antigua estación de desove.
Alisos, fresnos, sauces y helechos reales dominan las frondosas riberas del Eo, reflejándose en sus aguas cual Narciso, gustándose y convirtiéndose en perfecto marco para nuestras fotografías.
Sirven las ramas de posaderos para que desde ellos pueda pescar el precioso martín pescador, descansar algunos cormoranes y contemplar todos ellos tanto los saltos de los salmones en los remontes como la nutria buscando sus presas.
Apenas nos daríamos cuenta de la intervención humana si no fuera por lo perfecto del camino por el que andamos o rodamos, por los túneles por los que transitaba el antiguo tren o por los puentes que le ayudaban a sortear los pasos elevados sobre el Eo.